lunes, 3 de diciembre de 2012

Decoraciones navideñas



El genio del barroco


Hay mucha gente que asocia la Navidad a dos colores básicos: el rojo reventón del traje de Papa Noel y el verde de los árboles típicamente navideños. Sin embargo, la decoración navideña puede ser blanca como la nieve, azul como los nítidos cielos de invierno o lujosamente dorada o plateada. ¿Por qué no salir de la tradicional Navidad y convertirla,  en unas fiestas estilosamente blancas?
 
 
 




Buen blanco


No hay nada mejor que la naturalidad y esta se expresa de la mejor manera dejando que entre la naturaleza en casa. Unas ramas de pino, una corona salpicada de diminutas flores blancas, unos leños junto a la chimenea, y nieve artifical para infundir luminosidad. Si, además, juegas con unas flores, candeleros o jarrones blancos, el efecto es realmente mágico.


Llamaradas

Funcionan todo el año, pero especialmente en Navidad. Y es que las velas tienen esa magia cálida que encandila e ilumina. Coloca velas en cualquier rincón del salón. Cuantas más, mejor. ¡Y enciéndelas! Juega también con el efecto escarcha en farolillos y adornos. Una madera pintada y decapada servirá para conseguir este efecto. Verás qué atmósfera consigues… Irresistiblemente etérea.



Blanco angelical

Combinación perfecta: la naturalidad del verde en la corona y un farolillo blanco repleto de velas. Una magia que de hace más “navideña” gracias a unos angelotes de cerámica. Detalles en blanco y plata para romper la tradición. Aquí no hay Papa Noel, ni árbol, solo dulzura y sensibilidad. La clave: blancos en velas, faroles, figuras; mucho verde… y de nuevo, plata y cristal.
 

¡Sorpresa!
Para los incondicionales del árbol de Navidad, también hay magia blanca. Juega con bolas plateadas y blancas, piñas pintadas en blanco y bolas de cristal mate. El efecto es realmente encantador. ¡Y gusta a mayores y a pequeños! Si no, que se lo digan a esta pareja de niños… No le quitan ojo al árbol.